miércoles, 22 de febrero de 2012

De Frío a Calor



Juan Pablo, como de costumbre salió a las 11 pm de la casa de Manuela, su novia, rumbo a su hogar, pero esa noche todo fue diferente, pasando por el puente de las brisas el cual enmarca su ruta de regreso a casa.

En medio del inclemente viento que abrazaba la soledad de aquella noche, sintió como el sonido de las llantas de una moto al frenar se posó a sus espaldas, su cuerpo se petrificó, estuvo ausente y aunque intentó moverse no pudo, sintió unas manos que lo rodearon desde atrás, aunque aún desconcertado era claro que algo había pasado.    

Una gruesa voz le gritó “bájese de todo, bájese de todo” con impotencia no pudo hacer más que dejarse quitar las pocas pertenecías que llevaba, un celular Lg vieja generación, un chap stick medicado para la resequedad en los labios y su billetera con no más que papeles que solo le importaban a él.

Ahora pudo moverse y aunque tarde, al menos intentó reaccionar por sus papeles, inservibles para quienes se llevaban sus pertenencias pero de vital importancia para él, “por favor deme al menos mis papeles”, el ladrón solo replicó que se fuera si no quería perder más que sus papeles.

El fuerte viento no dejó ni un segundo el espacio que recorría Juan Pablo, pero en medio del calor que le produjo la resignación, la rabia y la tristeza no tuvo más remedio que dar media vuelta y salir corriendo para conservar su vida.         

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